En su pintura, Estefanía Urrutia, busca la ausencia, la poética de la soledad y el vacío. Se siente atraída por las puertas misteriosas, la belleza de lo sencillo y cotidiano, los lugares del recuerdo, antiguos y solitarios, también el silencio que desprenden ciertos espacios que la rodean. Se recrea en los juegos de luz y en matices, en la búsqueda de la realidad y el color. El espectador parece poder observar sin ser visto estos espacios a veces vacíos, a veces con personajes con actitud de recogimiento y soledad. Sus cuadros son como una ventana abierta a un espacio de calma y quietud, de intimidad y silencio, donde el tiempo se ha detenido.