La pintura de Miguel Ángel Pascual se mueve entre lo icónico posmoderno y la técnica tradicional barroca. Su estrategia narrativa consiste en confrontar imágenes tomadas desde muy diversas fuentes para generar nuevos sentidos. Estas imágenes, situadas en espacios llamados "no lugares" como aeropuertos o estaciones de tren, son espacios de tránsito que funcionan como contenedores iconográficos en los que diferentes motivos insertados generan nuevos discursos. Su forma de aplicar la pintura es analítica, reproduciendo píxeles y efectos gráficos e infográficos mezclados con pintura gestual.